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A la música por la danza

La danza nos muestra su utilidad como recurso pedagógico en el aula de música de primaria, al facilitar y optimizar la adquisición de los diversos conceptos musicales que, por su carácter abstracto, a menudo resultan difíciles de comprender por la mayoría de los alumnos de esta etapa de la enseñanza obligatoria.

La música no se contempla como acompañante de la danza, sino como un motivo a través del cual se origina. Por tanto, esta relación de dependencia entre danza y música supone un punto de partida en el que el docente debe dominar cada uno de estos elementos para poder enseñar adecuadamente una coreografía en el aula, formando este apartado factores como agógica, dinámica y métrica, que han de ser interpretados por el alumno a través del movimiento.

La utilización de la música para danzar potencia una serie de cualidades que favorecen la optimización del desarrollo integral del individuo. Se podrían  resumir en una serie de factores beneficiosos para el niño educando sus sentidos y sentimientos, socializándolo, despertando y desarrollando sus facultades cognoscitivas, desarrollando la creatividad y fomentando la imaginación, entre otros.

Los estilos de danza que pueden utilizarse en el aula de música son : Danza libre, especialmente indicada para iniciarse en la danza,  creación de coreografías, bailes de salón y danzas tradicionales y populares.

Han de tenerse en cuenta una serie de aspectos a la hora de impartir una clase cuyo eje gire en torno a la danza :

– No todos los alumnos afrontan este trabajo con el mismo interés, por lo que debemos motivarlos.

– Las actividades que se les presenten deben propiciar la participación de todos, asegurándonos la correspondencia de las mismas al nivel del alumnado.

– En un primer momento, las actividades deben ser grupales para progresivamente ir introduciendo ejercicios individuales.

– Comenzar con imitación y reproducción como guía para la propia creación, originalidad y espontaneidad.

El método consiste en enseñar a los pequeños una serie de danzas  y a partir de las mismas conseguir una serie de objetivos musicales. Mediante la vivencia corporal de estas danzas los niños interiorizan ciertos conceptos musicales de manera más natural y divertida que con la teoría. La vivencia corporal de las cualidades del sonido, concretamente el cambio de agógica, facilita al alumno el aprendizaje de estos conceptos a nivel teórico.

Se procede de la siguiente manera : se recogen las coreografías que más útiles puedan ser según las características del profesor y del alumnado. Después se realiza un análisis musical de cada una de las danzas recogidas, destacando los aspectos musicales predominantes que pueden resultar útiles para la clase. Tras detectar los aspectos formales que interesan, se realiza una adaptación de los pasos. Lo que sigue es el aprendizaje de la danza por parte del docente, y a continuación se enseña la misma a los alumnos.

El empleo de esta metodología facilita la incorporación de nuevos conceptos musicales normalmente abstractos y de difícil acceso para los niños ; por ello se podría plantear una revisión del papel y la importancia de la danza en la actual legislación educativa, en los planes de estudio de Magisterio y en los Centros de Profesores.

Extracto  de : Diáz Olaya, Ana María.»Experiencia musical en el aula a través de la danza». En : Música y Educación, núm. 89, año XXVI, 1 (marzo 2012), pp. 44-56

La formación musical mejora la velocidad de proceso de la información

Así lo afirman y lo demuestran Jennifer Burgos y Wendy Mostafa en su artículo «Musical Training Enhances Information Processing Speed», publicado por el Bulletin of the Council for Research in Music Education, winter 2011, n. 187, pp. 7-18.

Concretamente, han descubierto que la formación musical mejora la velocidad de proceso de los contenidos auditivos y visuales. Esto supone que los educadores musicales incluyan  ejercicios rítmicos de ejecución a primera vista y actividades de improvisación para reforzar la velocidad de proceso.

Anteriormente conocíamos el papel de la música en el refuerzo de la creatividad individual, la experiencia estética y la expresividad personal en todos los aspectos de la vida. Asimismo, el aspecto técnico de la música puede ayudar a desarrollar las habilidades cognitivas en general.  El aprendizaje de un instrumento musical requiere temporalmente  habilidades complejas cognitivas y motoras y puesto que la música implica la integración de procesos secuenciales temporales de información sensorial y motora, procesos cognitivos tales como la velocidad de proceso de la información se pueden mejorar con la formación musical.  En el estudio se evalúa también la hipótesis de que los músicos demostrarán una ejecución significativemente mejorada de velocidad de proceso de la información frente a los no-músicos.

La velocidad de proceso de la información es uno de los factores más importantes que subyacen al desarrollo cognitivo.  La velocidad de proceso de la información se define como la habilidad de recibir y reaccionar a la información dentro de un marco  temporal.  La teoría de la velocidad de información es directamente aplicable a los músicos.  La formación musical se basa en un conocimiento previo durante cada lección. A los estudiantes se les ofrecen estrategias en las clases de música  para superar los retrasos en el proceso. Se refuerzan nuevas habilidades de oído y motoras. Más aún, el proceso de nueva información en el dominio musical depende de conocimientos previos y experiencia en la tarea.

La formación musical puede tener la capacidad de transferirse a otras áreas cognitivas y de aprendizaje. Hay una posible relación entre las estrategias cognitivas empleadas en el aprendizaje de un instrumento musical y la coordinación  bimanual que incluye memoria de procedimiento o memoria a largo plazo para tareas motoras. Las horas de práctica refuerzan la memoria a largo plazo. La investigación sugiere que   mejora  la ejecución, en niños y jóvenes adultos,  en algunas habilidades cognitivas tales como la memoria verbal ; memoria de trabajo, habilidades sensoriomotoras y habilidades de lectura.

Las implicaciones de estos conocimientos son variadas : En primer lugar,  los educadores musicales deberían ofrecer oportunidades a los estudiantes para desarrollar la competencia de ejecución a primera vista y asegurar la exactitud rítimica en ejercicios de ejecución a primera vista. El desarrollo de la flexibilidad cognitiva puede preparar mejor a los músicos a desarrollar la flexibilidad cognitiva requerida para procesar información fuera de la clase. Los ejercicios de lectura de canto enfatizarían las pautas de diferencias rítmicas. Es también importante incluir ejercicios de improvisación para empujar a los estudiantes a cambiar  y procesar información de maneras novedosas. Es también importante incluir ejercicios de improvisación que requieran de los estudiantes el desarrollo de frases musicales sobre una serie dada de tiempos o el uso de ideas rítmicas específicas de modo novedoso para promover la flexibilidad cognitiva.

Se podrían utlizar ejercicios cognitivos y musicales específicos junto con la  formación musical tradicional para superar dificultades pedagógicas o para producir una ejecución superior.

Mussorgsky para la educación artística

   Susana Peña Barea presenta una unidad didáctica que se basa en la obra del compositor Mussorgsky Cuadros de una Exposición junto a cuadros del pintor Hartmann, a  quien el músico homenajeó con esta pieza. La publica en Música y Educación, núm. 86, año XXIV, 2, junio.

Con esta unidad se alcanza a reforzar el lenguaje musical de los alumnos, así como su creatividad y su imaginación.

Puesto que se trata de una obra descriptiva, da mucho de sí en el aula, permitiendo su empleo tanto en Escucha como en Interpretación y creación musical. Los cuadros de Hartmann se utilizan para completar la formación artística, en el campo de la expresión plástica, a partir de los cuadros de Hartmann.

Como sabemos, la obra tiene una primera versión pianística, seguida en el tiempo de varias versiones orquestales, sobresaliendo la de Ravel. Con esto se puede organizar una escucha activa, comparando estas dos principales versiones, incluyendo el tratamiento tímbrico de la versión orquestal, en comparación con la pianística.

Con respecto a la expresión plástica, será interesante que el alumno relacione los tres cuadros de Hartmann que figuran en la composición con las piezas respectivas, o mejor aún, que sea el propio alumno quien cree un dibujo según le sugiera la música de Mussorgsky. En el área de la relación de la música con la expresión oral se puede sugerir a los alumnos que creen un relato a partir de algún «cuadro» de la composición musical y lo cuenten o lean mientras suena el cuadro elegido.

También será interesante llevar a cabo musicogramas de las distintas piezas.

En el área de Interpretación y creación musical se tratará de vivenciar la composición a través del propio cuerpo, siguiendo a Dalcroze.

A partir de ahí se podría crear una coreografía, que desarrollará la parte creativa.

Las instrumentaciones se llevaran a cabo según las posibilidades de cada centro y alumnado. El Paseo, hilo conductor de la composición, podría trabajarse con flauta dulce o instrumentos de láminas.

Se podrá inventar «la letra» de cada pieza de la obra, creando así formas de expresión oral adecuada a la música.

Sonido y relajación en infantes

Actualmente, según la opinión de muchos profesores, el mayor problema de las niños en la escuela es la dispersión y la falta de atención. Aumentan los casos de niños que, sin ser hiperactivos, tienen problemas de atención y de concentración.

Es importante empezar a dar prioridad a la atención y a la relajación como base para cualquier actividad que queramos introducir de dominio académico o artístico.

Si bien es cierto que los niños en estas edades suelen tener una capacidad de atención de duración breve, al potenciar la relajación, mejoramos considerablemente los resultados auditivos, memorísticos y una mejor concentración.

Parar es importante para la mente. Podemos obtener un mayor equilibrio psicológico y emocional, y a la vez, conseguimos que el tiempo de escucha vaya aumentando.

Crear el hábito de «aprender a escuchar» a edades tempranas puede ser útil a muchos niveles.

Desde el día de su nacimiendo el bebé se encuentra rodeado de ruidos y de sonidos mezclados. Aterrizar en un mundo de ruidos no es agradable, y el bebé se ve envuelto en toda clase de sonidos agresivos. Las canciones de cuna de la madre o del padre le producirán placer, y pueden ser como un bálsamo afectivo, pero no siempre llegarán a calmar todos sus miedos e inseguridades para relajarle y ayudarle a conciliar el sueño.

Es el momento para empezar a aprender a escuchar.

Será entonces cuando podremos ayudarle a discriminar a nivel auditivo y así podrá disfrutar de los sonidos agradables, procurando que escuche el canto de los pájaros o los sonidos de la naturaleza como el mar o la lluvia. Estos sonidos le prepararán para tener una mayor sensibilidad a nivel musical, para centrarse, para iniciarse en la relajación. Si no lo hacemos estos primeros años, en poco tiempo aprenderá a cerrar sus oídos.

La desatención del oído lleva a un mayor empobrecimiento de nuesto sentido auditivo. En realidad nos induce a oír sin escuchar.

La escucha de diferentes sonidos musicales tiene como respuesta reacciones con movimientos físicos y alteraciones del ritmo cardiaco. Se ha constatado que las frecuencias graves tienen un efecto más relajante que las agudas, y que un ritmo regular, suave, repetitivo y lento, calma y tranquiliza.

Si queremos aportar un grano de arena para mejorar nuesrtra futura sociedad, los niños que aprendan a escuchar conseguirán mejores resultados a nivel escolar, pero también a nivel humano ya que se trata de difundir el intercambio, la comunicación social, y abrir las puertas al diálogo.

Si queremos vivir en un mundo en el que podamos comunicar unos valores, de poco servirá transmitirlos si tenemos futuros adultos incapaces de disfrutar del silencio y de la escucha.

Extracto de : Eulàlia Abad. Observación de la relajación y el sonido en niños de dos años. En : Música y educación, nº 81

Educación sonora

sonora

 

 

 

 

 

 

 

Un hecho fundamental en la vida de todo ser humano es el descubrimiento del mundo a través de sus sentidos. El progresivo  encuentro con los olores, sabores, colores, texturas y sonidos da lugar al asombro, la emoción y el conocimiento. Así, nuestros sentidos se abren de forma intuitiva al mundo, sin que medie guía alguna ; poco a poco, el tiempo, la experiencia y el entorno social nos van permitiendo relacionarnos y formar parte de él. De todos los sentidos, la escucha constituye en la sociedad contemporánea uno de los menos explorados, incluso se considera que pertenecemos a una cultura visual, y formamos parte de la raza del homo videns. ¿Pero por qué sucede esto si el oído es el primer y el último sentido a través del cual nos relacionamos con el mundo?

De acuerdo con diversas investigaciones, podemos escuchar en el vientre de la madre a partir de los cuatro meses y medio. El bebé escucha las palpitaciones del corazón  de su madre y del suyo propio. Esas palpitaciones son el primer acercamiento rítmico con el mundo.

Durante este periodo, las experiencias sensoriales de escucha son subacuáticas, determinadas por el líquido amniótico que baña el oído del bebé. Esa primera forma de escucha se modificará en el momento del nacimiento, cuando el oído se adapte al medio aéreo.

A partir de entonces el niño comenzará a escuchar el mundo. La imitación de los sonidos que escucha un recién nacido es la base del lenguaje, el bebé emite de forma inconsciente los sonidos que son propios de su entorno. Por lo cual, el oír es una función natural que poseemos los seres humanos. Sin embargo, la capacidad de oír se modifica por factores culturales. Se puede decir que más que oír, escuchamos culturalmente. Reproducimos conceptos y hábitos en nuestra forma de relacionarnos con los sonidos. La forma en que aprendemos a escuchar nos permite relacionarnos con nuestro entorno y con los otros. La escucha es la posibilidad de abrirse a la manifestación de «lo otro». La escucha nos pone en contacto con la alteridad, enriqueciendo y ensanchando nuestra forma de ser. La capacidad de escucha puede moldearse y ser trabajada para que una persona explore nuevas posibilidades y amplíe los umbrales de su percepción. Es decir, se puede educar a escuchar.

La capacidad de escucha se puede educar en dos dimensiones simultáneas : 1) escucha perceptual  y 2) escucha intelectual.

La escucha perceptual significa desarrollar habilidades que ofrezcan una percepción más aguda, más completa, más sutil de los sonidos. La escucha perceptual es la oportunidad de limpiar nuestros oídos para volver a escuchar con mayor nitidezy atención nuestra vida cotidiana.

Paralelamente, la escucha intelectual trabaja identidificando conceptos y categorizando los sonidos, agotando todas las posibilidades de percepción. Es decir, a partir de las cualidades del sonido, que podamos diferenciar y establecer similitudes sonoras.

Un sonido es síntoma de movimiento. Ahí donde algo suena es porque algo se mueve, algo cambia, algo fluctúa. Aquel que está atento al sonido puede apreciar la forma y naturaleza del movimiento.

En la educación de la escucha los individuos se hacen más conscientes de su entorno y de la manera en que éste se comporta a través de actividades que pongan en movimiento su natural capacidad de oír con el propósitos de reinventar su forma de escuchar.

En la creación de una educación de la escucha es importante considerar a una de los elementos del lenguaje sonoro menos explorados : el silencio. El silencio no significa ausencia de sonido, sino invitación y conciencia plena de él. Sólo en el silencio es posible apreciar las más sutiles y características fluctuaciones del sonido.

Una educación de la escucha implica la formación de individuos conscientes de su entorno sonoro, que saben aquilatar y apreciar el valor de los sonidos por el solo hecho de manifestarse.

Además, la escucha consciente es un recurso poderoso en el camino hacia los placeres de la contemplación estética y artística del sonido. Es decir, puede ser un buen inicio para aproximar a los escuchas al deleite de las artes sonoras.

Extracto de : Proyectos de educación sonora : hacia una nueva generación de escuchas /Perla Olivia Rodríguez. In-fan-cia : educar de 0 a 6 años, 118, pp.32-35